Julio C. Palencia

Amigos apreciados, les deseo un año 2024 con alegrías, aunque sean espaciadas, y con satisfacciones, aunque sean de vez en cuando.

Yo prefiero a Bernardo Arévalo y su gabinete, prefiero a Semilla, que a la barbarie de tener a los gobernantes que hemos tenido. No se puede caer más bajo que lo que ya hemos descendido en términos de gobierno y criminalidad en el poder. La ultraderecha rancia y ladrona.

¿Esperanzas? No se hará la revolución con un gabinete, no se puede. Si lo hacemos, estamos viendo imágenes de otra película.

¿Alianzas? Todas las que tuvo que hacer directa o indirectamente Bernardo. No es un gobierno de izquierda. Es un gobierno que pretende unificar a todas las fuerzas no involucradas en la criminalidad que domina la vida pública nacional. Me entusiasma, sí, por supuesto, pero de manera muy limitada. Sin embargo, algo es algo.

¿El gabinete? No conozco a nadie. Seguramente su procedencia será por recomendación, por negociación previa o por amistad y confianza con el mismo Bernando.

Llegar a unos días de que el poder sea transferido con la posibilidad cierta de que así sea ha sido un acto de equilibrio, de mesura, incluso de sabiduría política, de aguante y persistencia. No ha sido fácil, ha sido muy arriesgado. En esto debemos felicitar a Bernardo, a Semilla, a los pueblos indígenas y al pueblo guatemalteco en general.

Hay que volver a encarrilar la vida pública nacional, hay que darle nuevamente sentido de pertenencia y futuro al país. Bernardo tiene la posibilidad de hacerlo; si puede hacerlo, lo hará.

Los pueblos indígenas deberán estar atentos, todos los sectores populares deberán de estarlo, para exigirle al nuevo gobierno, pero también para acuerparlo, para apoyarlo, ya que las intenciones del crimen hoy en el poder no cesarán de boicotear todo esfuerzo. Seguirán estando en el poder legislativo y en el judicial, es una confrontación de largo plazo.

No esperemos nada para no sentirnos defraudados. Pero creo que hay elementos para entusiasmarse, aunque sea un poquito.

Un abrazo.

Hay que volver a encarrilar la vida pública nacional, hay que darle nuevamente sentido de pertenencia y futuro al país. Bernardo tiene la posibilidad de hacerlo; si puede hacerlo, lo hará.