Julio C. Palencia
Para no ver como se marchitan las flores, cultiva mariposas;
se alejan en un sendero multicolor de la tarde empedrada, cuando llueve.
Las mariposas así son eternas en su efímera ida a ninguna parte.
Luz que quiere mostrarse, delgado prisma que vuela.
Cae del cielo esa saliva que preña y planta su arcoiris.
Despliegan sus alas de alegría, se elevan hacia el agua que presurosa las besa.
Llenas de amor, van a morir lejos las mariposas,
apartadas de la mirada agradecida de aquel hombre triste
que no cultiva flores para no ver como se marchitan.
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