Julio C. Palencia

Se ha vuelto viejo mi padre.

A sus 85 años
busca y rebusca el libro de gramática francesa
que le permita saludar
apropiadamente en la calle, el restaurant y el autobús.

Vuelve a preguntar
si el noticiero matutino
tiene sección de noticias locales
algo que le permita saber
la condición del país donde ahora se encuentra.

Cada vez pregunta menos por Guatemala
y más por los amigos,
su pasatiempo favorito
es cuando mi madre lee para él
los periódicos en línea
para saber
que tanto trecho avanzan
las fuerzas progresistas en el mundo.

A sus 85 años
tiene la certeza
que el mundo será mejor de lo que es,
que esté planeta tiene la vocación
de ser  un hogar para todos.