En su condena, general.

Julio C. Palencia

A monseñor Juan Gerardi.

De qué alegrarse
si es una tristeza enorme
saber que hay hombres como usted, general.

Si le dieran un día
por cada crimen cometido
quizá 80 años sería un buen número, general.

Ningún abuso
será deshecho
ningún muerto
será redimido.

Qué decir a los niños
cómo enseñar su historia de horror
en las escuelas
cómo poner de ejemplo
lo que usted hizo y fue, general.

Más duro que los años condenado
es cargar con su apellido
es llevar su sangre
ser señalado genocida, general.

No hay alegría en su condena,
porque como usted
hay muchos más en mi patria, general.

Y sin embargo, hoy
el corazón late menos desbocado
se da un respiro, ha encontrado un remanso
en mujeres y hombres dignos
que le acusaron y condenaron, general.