Julio C. Palencia

En la calle uno, otro, otro y otro hambriento.
Colección terrible de otoño, de invierno, de primavera.
Como hormigas nos multiplicamos los hambrientos.
Y no es que nos pongamos a parir.
Somos más porque cada vez somos más los desheredados,
aunque sin prisa y sin hospital
decidamos morirnos cualquier tarde.
Sin techo y sin alimento
hemos decidido cruzar este país y otro y cualquier otro
hasta encontrar la decencia
de un pan y una cobija
un futuro que no se esconda o envenene
una mano que dé la bienvenida
una tierra
que sin quererlo
sea la tierra prometida.